viernes, 11 de julio de 2008

CVDIRECTO presenta: La Ascensión de los Ishayas


¿Está cansado del estrés diario y su efecto corrosivo en la vida? ¿Ya se hartó de ser un derrotista desgraciado sin posibilidades de mejorar su existencia? ¿Padece de insomnio y un crónico sentimiento de que la oficina, el aguinaldo y los problemas familiares entorpecen su encuentro con la Verdad del Universo? ¿Le gusta la onda de la paz espiritual pero su padrecito le prohíbe el esoterismo porque va en contra de la Santa Iglesia? ¿Quiere llegar a la Iluminación espiritual plena pero le da miedo sacrificar sus bienes materiales para conectarse con el Yo superior? ¿Le da mucha hueva raparse y largarse al Tibet para meditar por años y años sin resultados inmediatos y visibles?

Si la respuesta a estas interrogantes existenciales tan profundas es ¡SÍ!... ¡CV DIRECTO tiene para usted la solución espiritual que ha estado esperando! ¡Sin pastillas, sin largas horas de tediosa Meditación Trascendental, en un tiempo mínimo que no interfiera con su rutina robótica, auspiciado por San Juan y su secta secreta milenaria, nada de ejercicios extenuantes y lo mejor de todo… sin dejar de comer!

Por solo cuatro insignificantes pagos de $4,000, usted podrá disfrutar de los beneficios espirituales y psicológicos de la Ascensión Ishaya, un revolucionario sistema de meditación que limpia la mente de los malos recuerdos y borra el estrés así como sus daños en el subconsciente del alma de los chakras del espíritu santo. Traído desde India por legendarios maestros del esoterismo, este conocimiento milagroso fue heredado por San Juan a un grupo de monjes quienes lo guardaron celosamente hasta que la humanidad estuviera preparada. ¡Y ese momento es ahora!, aprenda las Antiguas Enseñanzas Originales de los Ishayas, y despierte a su Verdadero Poder, a su Verdadera Esencia.

No pierda más su tiempo con las conferencias del Dalai Lama, las horas de yoga nada más desgastan las articulaciones, recitar mantras hace llorar al niño Jesús, ya no se crea los mitos de que los bienes materiales son malos y estorbosos, con la sabiduría de los Ishayas de su parte podrá trascender del estado irreal de la infelicidad y la memoria insidiosa ¡Con solamente un breve seminario y tres sesiones de veinte minutos al día! ¡Así es, con solo una hora al día se verá en un Estado Superior de Conciencia preparado para seguir con mayor felicidad su existencia insulsa y gris atada al sistema productivo, aún más insensibilizado hacia las problemáticas brutales del mundo de mierda!

No lo piense más, mejor no piense nada, y vaya ahora al centro Ishaya más cercano o pida su kit de Ascensión Espiritual Garantizada, aprobado por el Maestro Siddharta Ishaya y por el Pandit Yoghi Drufea Atoidi Océlurd Kahalayoga. ¡Es tiempo de llegar a la Conciencia Superior! ¡Llame Ya! (También funciona con niños y mascotas)



Oníricamente hablando este sería el comercial que CV DIRECTO, la comercializadora más exitosa de productos fraudulentos en Ibero-América, idearía para la secta más en vogue de hoy día. Un culto esotérico de fundación histórica dudosa, retórica pseudo-hinduista mezclada con elementos católicos y con la filosofía existencialista de una franquicia de comida rápida: entras, meditas y te vas.

Los llamados Ishaya han llegado a México, anexándose a la ya gruesa lista de sectas new age que afilian por una cuota y un juramento de discreción, a los infelices feligreses del capitalismo, seres frustrados con sus vidas mundanas y patéticas, apartados del camino de la Iluminación. El rebaño de perezosos dispuestos a hipotecar a sus madres por unas cuantas promesas ilusionistas, sin fundamento ideológico ni científico, estatutos de letra chiquita que no garantizan más que un desfalco económico y una pérdida de tiempo equivalente a asistir a la tradicional iglesia.

¿Quién levantó la piedra…?

Nunca se imaginaron la Peste Bubónica ni Martín Lutero, la primera mientras festejaba jubilosa sobre millones de cadáveres europeos, párrocos incluidos, el segundo al dejar su proclama separatista clavada en la Iglesia de Todos los Santos en Wittenberg, la prole carnavalesca que emergería del colon de la iglesia católica tras ser eviscerada y destazada en cientos de pedacitos por la inconformidad social y desconfianza feligrés que provocaron. Estos hijos ilegítimos, bautizados Sectarios Blasfémicos por su graciosa madre, huyeron pronto de casa al verse asediados por la intolerancia y se adhirieron con fuerza de garrapata en los confines del mundo conocido.

Luteranos, calvinistas, anabaptistas, anglicanos, puritanos, ortodoxos, mormones, satanistas y menonitas, un bestiario muy bestia de dogmáticos imperialistas que se pelearon (y aún pelean), el alma y el diezmo de cualquiera que puedan atrapar. Hasta principios del siglo XX los vástagos de la iglesia se habían atenido a su origen post-judío, abrazando los preceptos misóginos y mesiánicos en sus folclóricas versiones de la Biblia. Sin embargo, la liberación femenina, el racionalismo, la libertad de cultos, el segundo milenio sin cristoloco y otras tantas pestes contrarias a las mandas de Dios, les hicieron mella quitándoles adeptos, mientras que un fuerte Dios competidor, La Televisión, volvía más resistentes a las masas ante las amenazas infernales y los cinturones de castidad, con un paraíso terrenal de programas de concursos y telenovelas.

Como excelentes organismos parasíticos las sectas religiosas entonces se vieron obligadas a fragmentarse de nuevo y absorber elementos externos a sus dogmas iniciales para sobrevivir. Así, una nueva generación de micro-iglesias se adaptó al nuevo siglo, asimilando, a regañadientes, la higiene personal, una pizca de ciencia, el uso de la televisión evangelizadora y para complementar su perorata apocalíptica retazos de culturas extranjeras, como las religiones orientales.

Entonces nos topamos con un híbrido peculiar por sus características hipócritas superiores, capacidad de cripsis para vender una doctrina refrita como totalmente original y su peligrosidad, pues siendo un vector de enfermedades mentales en sus huéspedes también son un nuevo nicho en el mercado capitalista moderno. Brotan por miles, aquí y allá, y si no ven el suicidio como el medio de la santidad, iluminan al fiel con el uso de un kamasutra extraterrestre y la clonación.

Pocas cosas suenan demasiado estúpidas cuando se habla de neo-sectas. Si los cienciólogos creen que somos almas de extraterrestres encerradas en cavernícolas tras un éxodo intergaláctico huyendo de un emperador malvado basándose en la ciencia ficción de Hubbard, otros los rebasan en la escala idiota rindiendo culto a las celebridades como Elvis Presley y Marilyn Monroe, considerados bellos seres de inteligencia superior y vidas modelo.

Es inevitable reírse, sí, pero algunos grupos sectarios ya no se conforman con hacerle segunda a la TV, las neo-sectas como los Ishayas, tienen la sutileza de comerciar su producto de una manera más cómoda y “espiritualmente sutil”. En primer término, su doctrina se basa en el uso de la meditación trascendental renovada, esto es el uso de la meditación trascendental con otro nombre, con el fin de ascender a los estados de conciencia superiores originales de su religión, que comprenden, los estados de conciencia superiores ya vistos en otras tradiciones hinduistas. Para que no se les escapen los mochos indecisos, los Ishayas retuercen su origen supuestamente hindú y arcaico, con el mito de que el apóstol Juan, tras escribir el Apocalipsis se embarcó por mandato de Jesús a entregar “cierto método de purificación y meditación” a un selecto grupo de monjes, quienes entregarían estas llaves de salvación a la humanidad cuando estuviese lista en el tercer milenio. Mézclese esto con elementos básicos del new age, aderezando con un aterrizaje inmediato en la paz espiritual y la capacidad de convertirse en Buda con menos de una hora de práctica diaria. ¿Cosa tentadora eh?

Otro churro de Best Seller

La primera década de este milenio es una cornucopia de nuevos conocimientos y de secretos fascinantes develados. Los rumores y encubrimientos se divulgan como viruela por los medios masivos y las verdades prohibidas son por fin sacadas a la luz por valientes escritores, quienes con un poco de suspense, un poco menos de escrúpulos, usando estereotipos y la redacción de una revista amarillista hacen la magia de convertir unos cuantos datos imprecisos en una verdad irrebatible, que revolucionaría la historia, a no ser por los verdaderos historiadores que los desmienten. Maravillosamente si un secreto se descubre como una estúpida mentira otro salta de entre las tinieblas para ocupar su lugar en el cerebro de los consumidores.

En el caso de los Ishayas, su estrafalaria historia se aprecia tan convenientemente sofisticada que ni Dan Brown pudo haberla escrito peor. Nada más creíble y lógico que una doctrina surgida espontáneamente de entre las otras sectas, justificando su ausencia en los anales históricos por el celoso secreto de sus maestros. Estos “son” un culto milenario fundado por el apóstol Juan que viajó de Jerusalén al Tibet con una doctrina secreta y confidencial que Jesucristo no se molestó en predicar en vida, a pesar de sus piadosos efectos en aquel que la practique. Nada más emocionante que un apóstol correteado alrededor de Oriente por intolerantes sionistas y romanos que quieren arrebatarle los secretos espirituales más enigmáticos, exclusivos y ocultos de cristo, sin mencionar disponibles para todo humano desde hacía seis siglos en India.

Intriga, conspiraciones mundiales, misterios antiquísimos y persecuciones religiosas componen la leyenda de los Ishayas, la mixtura perfecta de cristianismo liviano con esoterismo oriental que hace las delicias de sus adeptos y próximamente de los espectadores en una posible película dirigida por Ron Howard y estelarizada por Arnold Schwarzenegger en el papel de Juan, Jet Li el monje Ishaya-Hinduista y Naomi Watts como María Magdalena. Clasificación B, por beata, y apta para todo público católico.

El Ascendedor

Con una historia tan excitante e improbable, ¿quién no quisiera formar parte de los Ishayas? Más aún ¿quién se atreve a perder la oportunidad única de afiliarse a un club en dónde será llamado Ascendedor? Es un apelativo interesante, más digno que siervo y con mucha más personalidad que ser humano. Ser ascendedor significa, en palabras literales de los ishayas, acercarse más a ese lugar de gozo y paz que está más allá de un “yo” y un “tú”, “llegar a ese lugar que es tu yo verdadero”… un concepto tan claro y lógico como una torpe contradicción.

Como en todas las sectas y religiones, el dogma del ascendedor no se cumple si no existe la afiliación con los ishayas, pues los misterios de Buda-Cristo que ellos guardan con celo religioso, son el único método efectivo para iluminarse en este mundo de caos y destrucción. Ni los yoghis ni los bodhisatvas, ni los budas ni los pandit, ¡el ascendedor es el único verdadero!

La antiquísima teoría Ishaya, que cuenta con arcaicos doce años de existencia, predica el estado del ascendedor como aquel que vuelve a ser similar a un niño, inocente y emocionado con todo lo que le rodea. Sin embargo su entusiasmo adánico choca contra su propia alabanza del consumo pues venden su producto también a los niños. Estos críos arrastrados al torbellino esotérico de panfletos santeros y milagros por Internet son llamados “Pequeños Ascendedores”, quienes avanzan de su imperfecto estado infantil de infelicidad y estrés a una perfección espiritual más profunda. Si McDonlads tiene su cajita feliz, los ishayas supieron vender en tamaño chiquito las técnicas de progreso espiritual. Tal pareciera que un niño común y corriente, que juega en el lodo y cuenta estrellas no es suficientemente puro de corazón para ser considerado modelo espiritual, hay que volverse niño ishaya para mejorar de veras.

Ignoro en verdad si en el estado de conciencia superior ishaya esto se aprecie como una extensión más de la lógica universal, pero en la conciencia humana inferior esto se conoce simplemente como otra hilarante contradicción. La única conclusión visible sobre ser ascendedor, consiste en convertirse en una entidad metafísica iluminada que se contradice desde sus raíces existenciales con tanta fuerza y precisión que cree sentirse cómodo y feliz con un estado de conductismo represivo. Por supuesto que ser ascendedor se percibe como un cambio importante en la vida, cuando un embauco de más de veinte mil pesos obliga al individuo a vender su auto, de seguro que sentirá como su existencia se ha transformado.

Más santo que el Dalai Lama en Cuatro Cortas Sesiones… y seis meses de retiro

Según todas las tradiciones retrógradas, pomposas y derrotistas del Budismo y el Hinduismo la llegada a la santidad requiere de años de consagración al espíritu, vida exenta de afecciones mundanas, meditación intensa que progresivamente se perfecciona y un compromiso profundo para entrar en contacto con la esencia universal, a través del Om, hay quienes aseguran que es incluso necesario reencarnar varias veces para ser Iluminado. Según los aburridos dedicados al culturismo físico, el deporte y la nutrición, un cuerpo sano es el resultado de una rutina de ejercicios constante, la ingesta de alimentos sanos y el alejamiento de vicios como el tabaco y el alcohol.

Los productos milagrosos de CV DIRECTO, prometen un cuerpo escultural en menos de un mes de uso constante y en pequeños pagos de numerosos abonos, sin necesidad de dietas ni ejercicios. Ahora bien, la Ascensión Ishaya jura al cliente reformar su vida etérea en cuatro fines de semana y una hora diaria de ejercicios contemplativos suaves… ¡qué pueden realizarse hasta con los ojos abiertos!

No hay mejores anzuelos comerciales que la rapidez y la facilidad. Los Ishayas saben esto y en su dedicada misión de predicar la paz espiritual, cobrando y exigiendo secreto para que no se piratee su producto, han creado una campaña de marketing muy efectiva, que como cualquier otra esconde un feo secretito entre los colores chillones y las caras caucásicas sonrientes.

En principio el paquete ofrece pláticas gratuitas, muestras sin costo, para entender mejor lo que se procederá a hacer en los cuatro fines de semana que dura la ascensión a las “Cuatro Esferas de Conciencia”, y según la descripción en el sitio de Internet ishaya, eso es suficiente para alcanzar la vida en concordancia con el yo verdadero omnipresente de Dios-Universo. Pero nada en el mundo es tan lindo y efectivo como se vende inicialmente, porque indagando un poco más se encuentra con la existencia de otras tres esferas no incluidas en el paquete inicial.

Y como de costumbre estas esferas contienen la “realización verdadera de a verdad en serio”, la gloria de dios, sabiduría omnisciente, la revelación y el universo origen, todo lo que necesita saber para presumirle a los agnósticos intolerantes, crear su propio culto y ser la envidia de sus amigas en las reuniones tupper ware. ¿Y cómo se dominan estas esferas?, a través de un curso adicional denominado “Maestría del Ser”, que parece no ser tan efectivo y raudo como la Ascensión anterior… pues toma no menos de seis meses de retiro espiritual para completarse.

La maldición de las letras pequeñas ataca otra vez, destapando las pestilentes semejanzas entre una contradictoria religión refrita y el consumismo televisivo. Cualquier semejanza entre ambas habladurías fraudulentas es una mera coincidencia de mercadotecnia, y cualquier falta de resultados visibles es culpa del consumidor, en ambos casos no hay devoluciones de dinero.

Venta de paz en oferta dos por uno

Se considera hipócrita, mezquino, pecaminoso y ruin vender cualquier precepto místico y religioso pues el bienestar espiritual no se compra con dinero. Los Ishayas proclaman que es Nuestro Derecho de Nacimiento “vivir esa grandeza”. Pero habiéndose ya pasado por el chakra Swadhistana los preceptos del hinduismo, engañado a los consumidores inocentones con su historia ridícula y contradiciéndose tanto o más que la iglesia católica, ¿qué les podría detener de vender al mayoreo las supuestas llaves de la Ascensión?

Nada. Con toda la desvergüenza que caracteriza al mercantilismo occidental, los Ishayas venden la salvación como Carlos Ahumada un puente, negando el precepto fundamental de la Iluminación de separación del materialismo. La cuota por entrar en la primera esfera asciende a los tres mil pesos y sigue ascendiendo a cuatro mil en las siguientes esferas. Más de quince mil pesos se invierten y lo que siga, pues los seis meses de retiro no tienen un precio específico que pueda saberse mas que por contacto directo con los recaudadores-sacerdotes.

Pero claro, quien quiere paz espiritual que le cueste, por lo general se paga con años de aprendizaje y meditación, pero quien desea paz espiritual en el mundo capitalista sin necesidad de abandonar las costumbres trogloditas del consumo, la propiedad y el estatus quo, ha de comprarla con divisas, sin importar si esto mundaniza o no el concepto de alma inmaterial que supuestamente los ishayas defienden.

Es evidente la naturaleza segregacionista de la secta entonces, y como buenos católicos reservan la salvación para quien tenga la cuenta bancaria tan grande como el corazón. Porque para encontrar “el verdadero yo” ha de tenerse la “inocencia” suficiente para pagar por nada y aquel pobretón, de bolsillo y de espíritu naturalmente, está condenado a una vida miserable y mediocre, lejos del Camino Brillante.

¡Hare Cristo!

Toda secta religiosa que quiera posicionarse en el mercado y la mente del consumidor, o como ellos dicen encaminarlo a la salvación, ha de conseguirse un profeta sapiente, evolucionado y carismático que vocifere por ellos con aparente serenidad y disfrace su falta total de fuerza filosófica con ambigüedad. Es difícil encontrar a esos seres superiores en el mundo, por un lado las religiones post-judías poseen el copyright de Cristoloco©, por otro, tanto Maharishi Mahesh Yogi como él son ya cadáveres, además el Dalai Lama viejo y calvo, no tiene la imagen atractiva, caucásica, emprendedora y exitosa que una religión progresista y trascendental quiere proyectar al público meta.

Pero los sabios Ishayas han sorteado esta dificultad utilizando el mismo método con el que crearon su disparatada leyenda milenaria de suspense hollywoodense: consiguieron un líder autodenominado Maharishi o gran vidente, para la perrada. Maharishi Krishnananda Ishaya tiene arrastra una historia muy peculiar, una historia cercana al horror, pues antes de volverse el líder espiritual de los Ishayas, sirvió en los cuerpos de élite de la marina estadounidense, siendo enviado a proclamar la paz mundial, mientras masacraba niños vietnamitas y violaba a sus madres.

Como su santísimo homólogo Herr Fürer Benedicto XVI, nazi antes que papa, después de la guerra, un viaje de Iluminación espiritual, coloreado por el alegre brillo del napalm y las aldeas en llamas, Krishnananda Ishaya se volvió devoto de la religión… del dinero, pasando a ser el CEO de una compañía yanqui multimillonaria. Su afiliación con el capitalismo salvaje de Reagan no le prohibió convertirse en un sanador tan legendario que no hay testimonio de sus milagros, y en 1996 descubrió a los Ishayas, a quienes se unió y desde entonces lidera.

El Maestro de maestros de la Ascensión Ishaya es la cara de otro de aquellos graciosos conceptos que surgen cuando se intenta endulzar el cáustico cristianismo con gotas de sabiduría oriental. Su definición es un parafraseo del Nuevo Testamento, pues “Él” (con mayúsculas y letras brillantes por favor), “es la Encarnación Viviente de la Verdad que todos buscamos”, esta temeraria declaración que fue proclamada también por cristo en uno de sus ataques egocéntricos.

Su misión consiste en “hacer que cada ser humano reconozca aquello que los sabios han enseñado durante dos milenios: que el reino de los cielos está dentro de nosotros y es alcanzable”. Claro que podría considerársele como un iluminado, tanta sabiduría hay en esa frase que a este escritor se le llenaron los ojos de candorosas lágrimas al leerla, pero en las enseñanzas del Buda Gautama.

La versión de Buda no obstante, eximia está de pretensiones mesiánicas o contaminaciones católicas, confiriendo un poco más de dignidad al individuo, proclamando que “esta verdad (la verdad del YO) tiene que encontrarla cada uno por sí mismo y constituye el verdadero Conocimiento”. Otras discrepancias incluyen que Sakyamuni no cobraba por enseñar y que adelantó al Maharishi por veinticinco siglos.

Si bien que un ex-marine, ex-empresario capitalista, ex-sanador no comprobado sea la cabeza de la secta Ishaya, guardiana de la verdad sobre la felicidad universal, es desatinado para el espiritualismo védico o budista, también es discordante para la retórica cristiana que supone a Jesús como humilde de origen y sin posesiones materiales, cabe preguntarse ¿en qué carajos cuadra el modelo ishaya a todas vistas refrito irrisorio de estas dos corrientes espirituales? Y la respuesta es: en las relaciones públicas de una empresa moderna.

Veamos la ecuación, una secta más bien comercio de espiritualismo, respaldada con una leyenda de best seller conspiracionista, plagiaria de la Meditación Trascendental en métodos e ideas, necesita todo el apoyo de imagen empresarial que un buen líder pueda darle. Su mercado meta se define como el grueso de la población supersticiosa que gusta de un esoterismo moderado con fuerte arraigo católico y eminentemente materialista, víctima de un vacío emocional depresivo y propensa al consumo compulsivo de cualquier porquería, con una tendencia notoria a confiar en bicharajos salidos de la clase A poblacional… en conclusión no podría haber un mejor líder que este supuesto Maharishi. Un sujeto estadounidense, adinerado, de raza blanca cuya edad madura y corte sobrio de cabello inspira la confianza de un hombre experimentado en los negocios y la política, provisto de una actitud jovial-humorística aunada a su ropa de impecable blanco que aseguran su santidad inalcanzable. En poca palabras todo un coronel Sanders del espiritualismo trascendental.

El Coronel Ishaya
Con eso de que en los retiros alimentan a los fieles... me pregunto con qué

Provistos de este líder tan ad hoc, con el que todas las Ascendedoras quisieran casarse, los ishayas poseerían el perfecto changarrito supersticioso, teniendo tan solo el pendiente de “santificarse” o más en claro legitimarse como secta permitida ante los ojos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y la Santa Inquisición Católica Inc.. Y para esto otro torzón. Curiosamente los Ishayas aceptan abiertamente el origen de su técnica desprende de la corriente Advaita Vedanta, que no guarda ninguna relación con cristo, utilizan los chakras para ilustrar el efecto de sus estados de conciencia y prometen en su quinta esfera la sabiduría omnisciente, cosa reservada solamente para el dios judío Yahvé.

En cualquier país subdesarrollado, ignorante, cristero e intolerante, como México, los ishayas arderían de lado a unos pobres gatos negros y gitanos, durante las fiestas de Pascuas. “Por herejes y cabrones” diría mi padre confesor, pero extrañamente los ishayas son aceptados por la comunidad cristiana y sus autoridades, donde son considerados como “inofensivos”. La explicación puede provenir de su conveniente historia digna de un Óscar, la fuerza luminosa que emana de ellos… o quizás de otro axioma que tomaron prestado de Mahesh Yogi, cuya Meditación Trascendental no implicaba un cambio de fe o religión.

Una situación idéntica a las charlatanerías televisivas de psíquicos profecionales, con “Ce”, quienes tuercen la historia y usos del tarot, runas y otros métodos paganos de adivinación adjudicándoles un poder divino cristiano, negando la herencia cultural original de costumbres ajenas al imperialismo espiritual, pervirtiendo a la vez su historia en ocasiones más antigua que el catolicismo. Aún otra ventaja de los productos vendidos por televisión, la hipocresía “sin compromisos”.

Represión inconsciente, el misterio esotérico de Freud

La expansión implosiva que teóricamente se adquiere por el método de los Ishayas acerca al adepto a su “yo superior” separándolo del mundo profano, y sin embargo arrojándolo de nuevo a la vida insulsa del capitalismo con más fuerza para soportar los retos de la vida diaria. Si usted se queda con la duda de cómo diablos existe concordia entre la metafísica iluminadora y el mundo del consumo, cómo se puede ser iluminado y burócrata a la vez, no espere respuesta. La novedosa Ascensión Ishaya promete limpiar el megalítico estrés de la vida moderna con una hora diaria de meditación que puede incluso realizarse con los ojos abiertos y mientras se realizan labores del hogar o el trabajo.

Espere, guarde su tarjeta de crédito querido lector, esta retórica Ishaya no es un producto nuevo y de existencias limitadas, otra vez la mercadotecnia actúa a favor de la secta, cambiándole el nombre a la Meditación Trascendental de Mahesh Yogi, que originaba los mismos efectos de: experiencias espontáneas de paz y bienestar, mejoría en la salud, relajación profunda y mejoría de la calidad de vida, excluyendo no obstante los adjetivos espantosos de “Gran”, “Enorme”, “Mejor” o “Fantástico” y dedicando un menor tiempo necesario para lograrlo, cuarenta minutos diarios.

La Ascensión Ishaya cuenta entre sus ventajas de producto una característica muy peculiar y útil para combatir la “filosofía derrotista en la que todos vivimos”. Cito “Las técnicas sencillas de la Ascensión de los Ishayas sistemáticamente borran las tensiones del pasado y crean la capacidad de responder a las situaciones presentes con mayor creatividad y flexibilidad” como se describe en su sitio web, con una hora de meditación al día usted podrá deshacerse de aquellos traumas mentales que lo atormentan y minan su capacidad creadora, desde la muerte violenta de su madre hasta una violación tumultuaria por militares.

La noticia triste de esto, es que no existe un método científicamente probado que borre los malos recuerdos. Científicos canadienses que utilizan Propranolol para disminuir el sentimiento de frustración e impotencia, o TEP, que se presenta en víctimas de hechos traumáticos, pero advierten que no hay algún químico que “destruya” los malos recuerdos y que los medicamentos tan solo regulan el flujo de sustancias que derivan en emociones negativas, mejorando en un cierto grado la calidad de vida del humano. Esas memorias nocivas, como las hemorroides o el hecho de ser feo, persiguen a las personas durante toda la existencia y disminuyen su alegría de vivir si no cuentan con la madurez mental y espiritual necesaria para sobreponerse a ellos y utilizarlos como un aprendizaje.

Naturalmente, como toda religión, los Ishayas aseguran tener el método eliminar para siempre esas “huellas en el sistema nervioso”, extirpando la responsabilidad del afectado para digerirlos saludablemente. La diferencia consiste en que su Ascensión libera moléculas de soma, en el organismo cuando se practica continuamente. Existe la posibilidad de que el consumidor desconozca el hecho de que el soma es una droga mitológica e inexistente, que suele identificarse con el opio en la antigüedad y que su presencia en el cuerpo o los genes, NO está comprobada.
Pero como las sectas carecen de vergüenza nuestros queridos tántrico-cristianos-esotéricos-modernos, insisten en la física cuántica de la superchería anunciando con técnicas prestadas la liberación del ser de aquella pesadumbre pasada. ¿Cómo? Lo sabrán cuando paguen los siete mil pesos iniciales que los lleven a la segunda esfera, donde el estado de conciencia es “la paz”. A menos claro que razonemos las ofertas de mejoría individual que hacen, basados en los testimonios de sus clientes satisfechos.

La “revisión de síntomas relacionados con estrés crónico y enfermedades”, “mejora considerable en la manera de manejar el estrés diario”, además de una “perspectiva mental más positiva”, los signos más relacionados con la eliminación de los malos recuerdos, son todos sinónimos del mantra escapista “todo está bien”. Esta retórica fue heredada a los ishayas por sabios autores como Robin S. Sharma y Miguel Ángel Cornejo, cuyos libros de autoayuda han superado la barrera del fraude atractivo, arrastrándose al nivel de la literatura de Cuahutémoc Sánchez, un interesante muestrario coprológico, pero jamás un conocimiento sensato que ha de adoptarse como filosofía.

El rezo prodigioso de “todo está bien” a la vez procede del principio de la represión inconsciente de Freud, un mecanismo de autodefensa mental que disminuye el impacto de las situaciones estresantes o traumáticas, dejando al individuo socialmente funcional, hasta que claro, el estrés acumulado explote en catexis suicida. La represión es un acto natural del cerebro humano, que salva de la psicosis y crisis nerviosas en ocasiones, poco o nada hay de espiritual en ello, pero está demostrado que reprimir constantemente deriva en actos nocivos para el individuo y su entorno, por lo que los ishayas deberían tener cuidado al explotar este mecanismo psicológico como un producto vendible de relajación.

Verdadera Trascendencia

La vida moderna con sus arritmias emocionales, síncopes neuróticos y escasez de autoestima requiere soluciones efectivas para evitar los suicidios y de ser posible vivir tranquilos un poco, antes de que un asteroide nos aplaste o el planeta agonizante nos devore con tsunamis y explosiones volcánicas estilo Krakatoa. De preferencia estas soluciones han de ser limpias, rápidas y fáciles, tanto como encender la televisión o calentar los residuos sintéticos llamados comida en el microondas.

Teniendo esto en cuenta es inaceptable la oferta del espiritualismo tradicional que pide reclusión, compasión y desprendimiento material. Además ¿quién asegura que esos monjes humildes, en paz consigo y la Naturaleza y empecinados en evitar dañar a sus semejantes sean felices? Cómo va a ser, si no tienen autos de lujo, grandes casas de playa y todos los objetos vendidos por el catálogo Avon de la temporada, no, eso no puede ser felicidad, pensaríamos atenidos al modelo de paz y confort consumista implantado en este orden social, a todas miras ineficaz y autodestructivo.

No hay cabida en el mundo moderno para bioéticas abstractas y convivencia pacífica, y tampoco hay muchos con la suficiente voluntad para separarse de sus cuevas con aire acondicionado en pos de buscar la verdadera realización del ego. Pero siempre cabe otra oferta más “viable”, una ventana de salvación y un “camino brillante” a la ascensión, capital, cuantificable, prosaico y medible. Como la droga de Burroughs.

Notablemente los caminos fáciles casi siempre dirigen a resultados no tan favorables ni totalitarios como quisiéramos, ¿acaso han demostrado efectividad los productos de ventas por televisión, que pintan el bienestar en un tiempo récord? Obviamente no, y entonces ¿cómo es que después de la inmunización desconfiada que la persona promedio presume tener de la ingenuidad, aún hay adeptos para los ishayas?

Piénselo, por unos pocos minutos, ¿será posible mantener un espíritu sano con una simple rutina de pilates místico al tiempo que se mantienen los hábitos modernos materialistas?, ¿qué clase de trasfondo confiable puede tener una secta que miente en su historia y reutiliza las teorías y técnicas de otras filosofías, vendiéndolas como un invento original y nuevecito?. ¿Qué clase de líder espiritual puede representar un ex-militar y un capitalista en concordancia con Ronald Reagan que presume de ser un sanador místico? Y por último ¿cree, remotamente, que en verdad pueda comprarse el bienestar del inconmensurable y enigmático “yo” con técnicas estandarizadas y una cantidad económica?

El mito de la vendimia salvaje se desmiente a sí mismo por ser un círculo vicioso de avaricias y poderes, quien compra esto o aquello posee más estatus, y en la leyenda Ishaya, quien paga por la Ascensión del Camino Brillante, tiene comprados el cielo cristiano y el Nirvana budista, además de mantener sus bienes físicos. ¡Todo en un solo paquete!

En sus doce años de vida como secta, los ishayas se han asentado en casi todos los continentes, esto es una velocidad prodigiosa que hace las envidias de la Iglesia Católica. Hay ishayas en Noruega, Estados Unidos, Canadá y en México, una proliferación prodigiosa que ruborizaría a la gripe aviar. Y todo indica que entre ser secta, charlatanes, recicladotes y risibles mentirosos, lo que mejor saben hacer es manejar una corporación multinacional.

Esta franquicia de ascensión rápida se vuelve especialmente repulsiva por la distorsión de conceptos culturales milenarios, occidentalizan sin respeto las tradiciones tántricas que de por sí ya se volvieron objetos deslucidos de la cultura pop y el estereotipo, presumiendo su total reinvención y amplia mejoría por la inclusión de unos cuantos elementos católicos y mentiras dietéticas sin fundamento científico.

Dejando de lado la redacción esotérica de folletín propagandístico de “Madam Pcíquica”, la curiosa perorata de la paz espiritual más allá de un tú y un yo que son el verdadero tú y yo, las pacíficas vibraciones que emite su sitio web de spa metafísico y el rotundo intento de convencer al público que su vida será miserable y mediocre a menos que compren su basura… bueno, dejando de lado todo esto no queda mucho que ver. Solo queda la contradicción de su teoría, falsedad histórica y científica, además del ruin intento de vender lo que otros métodos de Iluminación tradicionales regalan a quien se avoca en trascender realmente.

La Verdadera Trascendencia está lejos de ser el conveniente y cómodo paquete de liposucción abstracta que venden los Ishayas. Trascender consiste en comprender y para ello ha de aprenderse extensivamente, por medio del raciocinio y la autoevaluación, la motivación de los actos humanos, naturales, espirituales y físicos. El recogimiento de los sabios históricos, desde filósofos hasta monjes budistas, no demuestra más que un esfuerzo contemplativo para vislumbrar la dimensión y germen primigenio del Ego, unido inevitablemente a todas las criaturas vivas, pero separado de los caprichos materiales y la destrucción que el poder desencadena.

Se dice que la voz interior verdadera tan solo se manifiesta en el silencio de la soledad, en la meditación profunda y cuando se ha aprendido a escucharla hablará de si misma con claridad, legándonos el conocimiento del ser propio.

Ridículamente los ishayas comercian negando estas verdades, asegurando que su corta guía puede llevar al ser humano, en menos de lo que se vacía una cuenta bancaria, a un estado de superioridad aria, en un encantador retiro new-age para luego regresar tan campantes al engranaje del monstruo urbano, a las ventas nocturnas del Palacio de Hierro y a la Iglesia a besarle la mano a los pederastas.

Y para cerrar, otro pequeño anuncio de CVDIRECTO para este producto infaltable en su lista de fraudes cómicos:

¡Sin filosofía, sin esfuerzo, sin alejamiento material, nada de libros ni pensamiento, católica cien por ciento, con los beneficios acumulativos e inmediatos del condicionamiento pavloviano, tan fácil que hasta un militar sanguinario puede, completamente mundana en vogue y contradictoria, así es la Ascensión de los Ishayas, el Camino Barato a la Iluminación!

¡Llame ya! Tenemos para usted la verdad de quien es en realidad, una verdad que usted jamás podría descubrir por si mismo sin nuestra ayuda, porque en verdad ¡se la vamos a inventar también! Como dijo Maharishi Saddasiva Isham “cueste lo que cueste” y le va a costar así que haga su alcancía porque el que no paga no entra al reino de los cielos del Nirvana del chakra de la Ascensión del Soma de Nuestro Señor Jesucristo por los siglos de los truenos santos, Om.

San Ishaya Redentor hazme Bodhi por favor

Mirad la paz espiritual encarnada en el exquisito y divino arte Ishaya

Para Gato Clonado

Maharishi Pandit Aarya Lama Kaamadhenu Narayana Cef

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